Los misiles son suministrados a Ucrania por los Estados Unidos, esta decision la toma el presidente a su salida de la Casa Blanca.
Washington- El presidente Joe Biden ha autorizado el primer uso por Ucrania de misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos para ataques dentro de Rusia, dijeron funcionarios estadounidenses.
Es probable que las armas se empleen inicialmente contra soldados rusos y norcoreanos en defensa de las fuerzas ucranianas en la región de Kursk, al oeste de Rusia, dijeron los funcionarios.
La decisión de Biden supone un cambio importante en la política estadounidense. El cambio de parecer ha dividido a sus asesores y se produce dos meses antes de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump, que ha prometido limitar más el apoyo a Ucrania.
Permitir a los ucranianos utilizar los misiles de largo alcance, conocidos como Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército, o ATACMS por su sigla en inglés, se produjo en respuesta a la sorprendente decisión de Rusia de incorporar soldados norcoreanos a la lucha, dijeron las autoridades.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, no confirmó el permiso para atacar, pero el domingo sugirió que sería más importante el número de misiles utilizados para atacar a los rusos que el levantamiento de las restricciones.
“Hoy, muchos en los medios de comunicación hablan de que hemos recibido permiso para emprender acciones apropiadas”, dijo Zelensky en su discurso nocturno. “Pero los golpes no se infligen con palabras. Esas cosas no se anuncian. Los cohetes hablarán por sí mismos”.
Biden empezó a suavizar las restricciones sobre el uso de armas suministradas por Estados Unidos en suelo ruso después de que Rusia lanzara en mayo un asalto transfronterizo en dirección a Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania.
Para ayudar a los ucranianos a defender Járkov, Biden les permitió utilizar el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, o HIMARS por su sigla en inglés, que tiene un alcance de unos 80 kilómetros, contra las fuerzas rusas directamente al otro lado de la frontera. Pero Biden no permitió a los ucranianos utilizar ATACMS de mayor alcance, que tienen un alcance de unos 305 kilómetros, en defensa de Járkov.
Aunque los funcionarios dijeron que no esperan que el cambio altere fundamentalmente el curso de la guerra, uno de los objetivos del cambio de política, dijeron, es enviar un mensaje a los norcoreanos de que sus fuerzas son vulnerables y que no deben enviar más.
Los funcionarios dijeron que, aunque era probable que los ucranianos utilizaran los misiles primero contra los soldados rusos y norcoreanos que amenazan a las fuerzas ucranianas en Kursk, Biden podría autorizar que utilicen las armas en otros lugares.
Algunos funcionarios estadounidenses dijeron que temían que el uso de los misiles por parte de Ucrania al otro lado de la frontera pudiera incitar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a tomar represalias con fuerza contra Estados Unidos y sus socios de la coalición.
Pero otros funcionarios estadounidenses dijeron que pensaban que esos temores eran exagerados.
El ejército ruso está lanzando un gran asalto de unos 50.000 soldados, incluidos soldados norcoreanos, contra posiciones ucranianas atrincheradas en Kursk, con el objetivo de recuperar todo el territorio ruso que los ucranianos tomaron en agosto.
Los ucranianos podrían utilizar los misiles ATACMS para atacar concentraciones de tropas rusas y norcoreanas, piezas clave de equipo militar, nodos logísticos, depósitos de municiones y líneas de suministro en el interior de Rusia.
Esto podría ayudar a los ucranianos a reducir la eficacia del asalto ruso-norcoreano.
La decisión de armar a Ucrania con ATACMS de largo alcance ha sido un tema especialmente delicado desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022.
Algunos funcionarios del Pentágono se opusieron a dárselos a los ucranianos porque dijeron que el ejército estadounidense disponía de suministros limitados. Algunos funcionarios de la Casa Blanca temían que Putin ampliara la guerra si entregaban los misiles a los ucranianos.
Los partidarios de una postura más agresiva hacia Moscú dicen que Biden y sus asesores se han dejado intimidar con demasiada facilidad por la retórica hostil de Putin, y afirman que el enfoque gradual de la administración para armar a los ucranianos les ha perjudicado en el campo de batalla.
Los defensores del enfoque de Biden afirman que, en gran medida, ha conseguido evitar una respuesta violenta de Rusia.
Permitir ataques de largo alcance en territorio ruso con misiles estadounidenses podría cambiar esa ecuación.
La medida supone un cambio importante en la política estadounidense y ha dividido a los asesores presidenciales a dos meses de la toma de posesión del presidente electo, que ha prometido limitar el apoyo a Ucrania.
En agosto, los ucranianos lanzaron su propio asalto transfronterizo a la región de Kursk, donde se apoderaron de una franja de territorio ruso.
Desde entonces, los funcionarios estadounidenses están cada vez más preocupados por el estado del ejército ucraniano, que se ha visto desbordado por los asaltos rusos simultáneos en el este, Járkov y ahora Kursk.
La introducción de más de 10.000 soldados norcoreanos y la respuesta de Biden se producen cuando Trump se prepara para volver al poder con el objetivo declarado de poner fin rápidamente a la guerra.
Trump ha dicho poco sobre cómo resolvería el conflicto. Pero el vicepresidente electo JD Vance ha esbozado un plan que permitiría a los rusos conservar el territorio ucraniano del que se han apoderado sus fuerzas.
Los ucranianos esperan poder intercambiar el territorio ruso que mantienen en Kursk por territorio ucraniano en poder de Rusia en cualquier negociación futura.
Si el asalto ruso a las fuerzas ucranianas en Kursk tiene éxito, Kiev podría acabar teniendo poco o ningún territorio ruso que ofrecer a Moscú en un intercambio.
Zelensky lleva mucho tiempo pidiendo permiso a Estados Unidos y a sus socios de coalición para utilizar misiles de largo alcance para atacar suelo ruso.
Los ejércitos británico y francés han proporcionado a los ucranianos un número limitado de misiles Storm Shadow y SCALP, que tienen un alcance de unos 249 kilómetros, menos que el sistema de misiles estadounidense.
Aunque los dirigentes británicos y franceses manifestaron su apoyo a la petición de Zelensky, se mostraron reacios a permitir que los ucranianos empezaran a utilizar sus misiles en suelo ruso a menos que Biden accediera a permitir que los ucranianos hicieran lo mismo con los ATACMS.
Biden era más reacio al riesgo que sus homólogos británico y francés, y sus principales asesores estaban divididos sobre cómo proceder. El domingo, algunos legisladores republicanos elogiaron la medida, pero dijeron que había llegado demasiado tarde.
“Llevo meses pidiendo al presidente Biden que elimine estas restricciones”, dijo en un comunicado el representante Michael R. Turner, por Ohio, presidente del Comité de Inteligencia del Congreso. “El presidente Biden debería haber escuchado las súplicas del presidente Zelensky mucho antes”.
Algunos asesores de Biden se habían basado en una reciente evaluación de los servicios de inteligencia estadounidenses que advertía de que Putin podría responder al uso de ATACMS de largo alcance en suelo ruso ordenando al ejército ruso o a sus agencias de espionaje que tomaran represalias, potencialmente letales, contra Estados Unidos y sus aliados europeos.
La evaluación advertía de varias posibles respuestas rusas que incluían la intensificación de los actos incendiarios y de sabotaje dirigidos contra instalaciones en Europa, así como ataques potencialmente letales contra bases militares estadounidenses y europeas.
Los funcionarios dijeron que Biden fue persuadido de hacer el cambio en parte por la audacia de la decisión rusa de lanzar soldados norcoreanos contra las líneas ucranianas.
También le convenció, dijeron, la preocupación de que la fuerza de asalto rusa pudiera arrollar a los soldados ucranianos en Kursk si no se les permitía defenderse con armas de largo alcance.
Funcionarios estadounidenses dijeron que no creen que la decisión cambie el curso de la guerra.
Pero dijeron que Biden determinó que los beneficios potenciales —Ucrania podrá alcanzar ciertos objetivos de alto valor que de otro modo no podría, y Estados Unidos podrá enviar un mensaje a Corea del Norte de que pagará un precio significativo por su participación— superaban los riesgos de la escalada.
Biden se enfrentó a un dilema similar hace un año, cuando las agencias de inteligencia estadounidenses supieron que los norcoreanos suministrarían a Rusia misiles balísticos de largo alcance.
En ese caso, Biden accedió a suministrar varios centenares de ATACMS de largo alcance a los ucranianos para que los utilizaran en el territorio soberano de Ucrania, incluida la península de Crimea ocupada por Rusia. Estos complementaron los suministros más limitados de misiles Storm Shadow y SCALP que los ucranianos recibieron del Reino Unido y Francia.
Desde entonces, los ucranianos han utilizado muchos de esos misiles en una campaña concertada de ataques contra objetivos militares rusos en Crimea y en el Mar Negro.
Por consiguiente, no está claro cuántos de esos misiles les quedan a los ucranianos en su arsenal para utilizarlos en la región de Kursk.
Fuente: New York Times/ CNN