Se espera que los electores le den a Bukele y su partido una victoria contundente, lo que consolidaría el control del presidente milénial sobre todos los sectores del gobierno.
El Salvador.- El gobierno de El Salvador ha encarcelado a miles de personas inocentes, suspendido libertades civiles cruciales de manera indefinida e inundado las calles de soldados. Ahora, el presidente detrás de todo esto, Nayib Bukele, está siendo acusado de violar la Constitución al buscar la reelección.
E incluso su compañero de fórmula para la vicepresidencia admite que su objetivo es estar “eliminando” lo que él considera la democracia rota del pasado.
Pero las encuestas muestran que la mayoría de los salvadoreños apoyan a Bukele, a menudo no a pesar de sus tácticas autoritarias, sino debido a ellas.
En las elecciones de este domingo, se espera que los votantes le den a Bukele y su partido, Nuevas Ideas, una victoria contundente, lo que consolidaría el control del presidente milénial sobre todos los sectores del gobierno.
La razón principal, dicen los analistas, es que el líder de 42 años ha logrado una hazaña que parecía imposible: diezmar a las brutales pandillas que habían convertido a El Salvador en uno de los lugares más violentos del mundo.
“Unos le llaman dictadura”, dijo Sebastián Morales Rivera, un pescador que vive en una localidad que solía ser bastión de una pandilla. “Pero yo prefiero vivir bajo la dictadura de un hombre que le sirva la mente y no bajo la dictadura de un montón de maniácos psicópatas”.
Durante más de dos décadas, la guerra entre pandillas aterrorizó a El Salvador, lo que afectó a la economía, provocó la muerte de civiles a voluntad y causó una ola de migración a Estados Unidos.
Los dos partidos que gobernaron el país hicieron poco para controlar el derramamiento de sangre, y posicionaron presidentes que se enriquecieron mientras sus compatriotas salvadoreños eran presas de los criminales.
En las elecciones de este domingo, se espera que los votantes le den a Bukele y su partido, Nuevas Ideas, una victoria contundente, lo que consolidaría el control del presidente milénial sobre todos los sectores del gobierno.
Bukele, un milénial con gorra hacia atrás que prometía un cambio, llegó al poder en 2019 por votantes indignados con el establishment político. Y si bien las medidas estrictas que siguieron han restringido las libertades, también produjo los resultados que muchos habían anhelado.
“A esta gente que dice se está desmantelando la democracia. Mi respuesta es sí. No la estamos desmantelando, la estamos eliminando, la estamos sustituyendo por algo nuevo”, dijo Félix Ulloa, quien se está postulando para la reelección como vicepresidente junto con Bukele.
El sistema democrático que existió durante años en El Salvador, dijo Ulloa, solo benefició a políticos corruptos y dejó al país con decenas de miles de personas asesinadas. “Eso era podrido, eso era corrupto, eso era sanguinario”, afirmó.
Con un triunfo en las urnas el domingo, Bukele se uniría a una clase de líderes mundiales que han ganado repetidas elecciones incluso cuando se les acusa de socavar las bases de la democracia.
Los líderes de India, Turquía y Hungría, por ejemplo, han obtenido varios mandatos en las urnas y han sido acusados de tener tendencias autoritarias. En Estados Unidos, Donald Trump se está acercando a la nominación republicana a la presidencia, mientras enfrenta un proceso judicial por organizar una insurrección.
Con cada victoria, afirmaron los analistas, estos carismáticos líderes autoritarios están obligando a sus países a considerar una pregunta cada vez más urgente: ¿cuánto le importa realmente a los votantes el sistema de controles y equilibrios, el cual solía considerarse la base de la sociedad liberal?
En ninguna parte se pregunta eso de manera más abierta que en El Salvador, donde Bukele disfruta del respaldo de alrededor del 80 por ciento de la población, según muestran las encuestas, y muchos parecen no tener problemas con darle el control total sobre el país si eso les garantiza seguridad.
Bukele necesita “el control de todos, porque no todos son de la mente que él tiene”, dijo Morales, quién aseveró que lo reelegiría “tres veces” de ser necesario.
La Constitución de El Salvador prohíbe a los presidentes buscar un mandato consecutivo, según los juristas. Pero en 2021, el partido de Bukele, que tiene una mayoría calificada en la legislatura, remplazó a los principales jueces de la Corte Suprema, quienes luego reinterpretaron la Constitución para permitirle postularse de nuevo.
Coementard